Como en muchos pueblos con reducido número de habitantes, los "avisos" de comerciantes llegados al pueblo para vender sus productos, los referentes al riego o limpieza de acequias, el cobro de las pensiones de los jubilados, los trabajos "a jornal de villa" -afortunadamente en el recuerdo- y otros muchos de diferente índole, por supuesto, todos los provenientes del Alcalde de diverso contenido, como es fácil de imaginar, eran y son dados a conocer a la vecindad mediante un bando o pregón cuyo encargado era y es El Alguacil del pueblo.
Las primeras palabras de... Se hace saber... o bien... Por orden del Sr. Alcalde se hace saber... continúan siendo los inicios de la noticia.
Actualmente, El Alguacil micro en mano, y a través de los altavoces instalados en lo alto del campanario, previa audición de alguna música -especialmente jotas- enlatada en casette puesta a su capricho, da el aviso, noticia u orden del Alcalde.
Pero hasta finales de los años 70, recorría todas las calles del pueblo provisto de uniforme y una corneta, y en las esquinas, después de hacer sonar la corneta una vez y dos si era por orden del Sr. Alcalde, informaba a la vecindad de las noticias u órdenes, acabando el pregón igualmente con uno o dos sones de corneta.
Solía ir acompañado de la chiquillería, ya que para esta constituía todo un espectáculo. Recuerdo de mi época juvenil, a la tía Rita y a su hijo Paco "El Alguacil".
En las Fiestas de agosto del año 1956, el entonces Secretario del Ayuntamiento
Juan Fabra Agut, escribió un pregón para que fuera voceado momentos antes de soltar una vaquilla para "torearla" por las calles.
Es el que podéis leer, me lo ha enviado para su publicación
Esther CapillaTamborero.
Acuerda la comisión
Con permiso de la Autoridad:
Que abra en este momento
Las puertas de la ciudad.
Las llaves tengo en la mano
Para abrir todas las puertas
Dando paso al buen cristiano
A celebrar estas fiestas.

Como es toda nuestra ilusión,
Vamos a dar el primer toque
Anunciando la Asunción
Que proseguirá San Roque,
Para que se enteren todos.

Las órdenes son concretas:
Compórtense con buenos modos
Y serán fiestas completas,
Que obedezca el vecindario
Y forasteros de fuera,
Sinó, los encerramos en un armario.
O en su caso, en la «perrera».

Nada faltará este día
Si van a casa de Puerto;
verán su Carnicería
Que hoy tiene buen cerdo muerto,

Como Casa de Comidas
En casa de Adelantado;
Que en mesas distribuidas
Comerán un buen guisado.

En casa Amparo Pastor
Tendrán géneros baratos;
Crema para los zapatos,
Negra como el azabache,
Abanos "puros" sin H,
Para todo fumador.

Sin reparo ni manía
Tendrán en Casa Lucía,
Sobre una sala muy ancha
Calamares a la plancha
Y gamba fresca del día.

Si alguien tiene dolor,
Hay remedios para males;
En casa de Ernesto Sales
Recadero y Cobrador;
No tengan ningún temor
Que serán todos iguales
Y les quitará el sudor.

El artista de la Villa,
En trabajos de madera,
Bien del País o Extranjera,
Es nuestro Aurelio Capilla;
Para los enamorados
Hace muebles esmaltados
Que duran dos vidas juntas;
Aleros de los tejados
Y arados para las yuntas.

Sin que esto sea jactancia.
Para abusos y desmanes,
En casa Pérez Atanes
Tenemos una ambulancia.

Doy un toque de atención;
Montado sobre esta jaca,
Todo el mundo hacia el balcón,
Que voy a soltar la VACA.