Estos apuntes son un extracto de conversaciones mantenidas con Asunción Sanfélix Bayarri, fuentera ( 1907 - 2002 ), y colaboradora oral en temas añejos de esta página. Son unas pinceladas de una época, alrededor de 1915, descritas de forma sintética -una página web así lo exige- pero he creído interesante publicarlas.


LA TEJERIA
Los vecinos de Ayódar llamaban a Fuentes "pueblo de los vivos enterraos" porque -como aún puede verse en gran parte de los pajares- las casas no tenían tejas en su cubierta sino únicamente una capa de tierra de arcilla que hacía las veces de aislante. La excepción era la Iglesia, que si tenía tejado.
Las cubiertas empezaron a cambiarse durante los primeros años del siglo XX.
Las tejas eran fabricadas en un lugar llamado "La Tejería", situado en el camino a Torrechiva, pasado el barranco. La arcilla extraída de la montaña se arrojaba en la plaza, donde un grupo de hombres la trituraba hasta convertirla en polvo. Una vez trabajada para convertirla en teja se introducían en los hornos, donde se cocía el barro.


LAGARES
En los lagares había unas construcciones, conocidas como "Cubos", donde se pisaba la uva con los pies descalzos para obtener vino. Eran obras de forma circular con diámetro de hasta tres metros, hechos con piedras, material cerámico en su interior y algez. El vino caía a un segundo deposito, mucho más reducido y de forma rectangular que era llamado "La Trillola" . De ahí era recogido y llevado en pozales a los toneles particulares de las casas.
Había tres "Cubos" públicos y dos privados, uno de ellos denominado "de la señorita" , que creo que todavía existe y se encuentra en casa del señor Luciano, en la calle Alta. El otro privado se encuentra en la casa familiar de Severino.
De los públicos, uno se encontraba en la Calle de Enmedio, en la casa que está justo encima del barranco, y al lado de lo que hoy es casa de Felicitas y Ramón Betes.
En la misma calle había otro, en el edificio deshabitado colindante con la casa de Celestino, la antigua herrería. En este caso "La Trillola" se encontraba en la planta baja, con unas medidas aproximadas de 2 por 1.5 metros y 1 metro de altura.
Cuando Rufino Sanfélix compró la casa y montó la herrería la inutilizó, pero no la destruyó, sino que puso unas tablas encima donde guardaba la leña, es decir, la convirtió en un leñero casero.
El tercer cubo, también público, se hallaba en el número 15 de la calle Baja, mi actual casa. En este caso el ancho de la vivienda se corresponde con el diámetro del cubo 3.45m. Como muchos recordarán, cuando dejó de utilizarse incluso creció una higuera en su interior. De la creación de este cubo, da fe la siguiente acta de 1864 del Ayuntamiento, amablemente transcrita y facilitada por
Lourdes Tamborero.

ARCHIVO MUNICIPAL FUENTES DE AYÓDAR. SIN SIGNATURA

LIBRO DE ACTAS DE LAS SESIONES QUE CELEBRA EL AYUNTAMIENTO DE ESTE PUEBLO EN EL AÑO 1864. (página 9 anverso y reverso).

En la Sala Capitular de Fuentes de Ayódar y día dos de Mayo del año del sello estando reunidos en sesión extraordinaria los ss que componen el Ayuntamiento que lo son D. Gaspar Adelantado Alcalde, D. Agustín Tamborero Teniente de alcalde, D. Juan Badal, Ramón Bou, Salvador Gil y Cristóbal Pradas Regidores; Y un número triple de contribuyentes mayores, medianos y menores que lo son D. Domingo Badal, Domingo Calpe, Francisco Adelantado. Ignacio Bou, Juan Cortel, Amadeo Pastor, Juan Pastor, José Morte, Manuel Gil y Pastor, Pascual Adelantado, Vicente Navarrete menor, Manuel Bayarri menor, Hermenegildo Pastor, Lorenzo Arenza, José Gil y Pastor, Salvador Bou y Manuel Capilla; bajo la Presidencia del Señor Alcalde, deliberaron sobre el modo de proceder y hacer la obra del lagar que al efecto tienen ya la madera, Piedra y el Algez principiado a sacar.
Después de una detenida discusión la Corporación unánime acordó que sin solicitar cantidad alguna al gobierno de su Majestad para la construcción de dicha obra por juzgarlo inconveniente se proceda como se ha principiado por medio de jornales de villa, aprovechándose para el efecto de las maderas, piedra y algez que en la actualidad tiene el pueblo y continuar adquiriendo los materiales que faltan y la obra sea dirigida si es posible por el albañil D. Francisco Montoliu vecino de Cirat y no habiendo otros asuntos de que tratar se levantó la sesión firmando esta acta los SS. Que saben de la Corporación de que yo el Secretario certifico.


(firmas)
.........................................................................El Secretario

.....................................................................................Vicente Abad


LA CANAL

Sabios fueron los árabes al escoger el lugar donde construir una canal que llevara -y aún lleva- el agua a la "ombría" (umbría). Es precisamente en ese punto donde más se estrecha el río, encajonado entre las dos laderas de montaña, y donde está, además, el paso de la acequia principal que conduce el agua desde los diferente embalses a la huerta del pueblo.
Pero dado que no disponían de materiales de construcción el agua era conducida por el interior del tronco hueco de un árbol que se apoyaba en ambos extremos del río. El sistema siguió utilizándose a medida que los troncos se deterioraban, hasta que se construyó la canal que ahora conocemos. El árbol debió ser de considerables proporciones, pues Asunción Sanfélix recuerda que en días de mucha lluvia iba junto su madre a esperar a su padre que venía de la Fuente del Río de trabajar, y al no poder cruzar a causa de la crecida de las aguas pasaba por encima de "la canal".
Fue Rufino Sanfélix -herrero del pueblo- quien sustituyó el árbol por una canal o "canalica" tal como hoy se la conoce. Su hija Asunción todavía recuerda que se levantaba a las cuatro de la mañana para "manchar" y mantener vivo el fuego de la fragua mientras su padre construía los "ganchitos" que aguantarían la canal.
En la riada de Octubre de 1957 el agua del río llegaba justo a la canal, situada a unos 5m. metros por encima del cauce normal del río, lo que puede dar una idea de la gran crecida.
LA CANAL
GANCHITOS
LAS ESCUELAS

Las escuelas de niñas y niños, así como las viviendas de la maestra y el maestro, estaban situadas en la plaza, en el mismo lugar donde se ha empezado a construir (año 2000) el nuevo edificio del Ayuntamiento.
En la época que aquí se describe (año 1915) la profesora de niñas se llamaba
Trinidad Izquierdo Aguilar. Era persona rígida y exigente con algunos comportamientos que hoy difícilmente serían aceptados, aunque en aquél entonces se le consideraba buena maestra. Ejerció alrededor de ocho años en Fuentes.
Era viuda y con ella vivían su hija, Laura Lacruz, y su hijo, al que llamaban "Pepito", aunque ella exigía que fuera llamado Don José por aquello de sus estudios de magisterio. Laura contrajo matrimonio con un señor de Daroca y nunca más volvió al pueblo y José, ya maestro, fue destinado a Valencia.
La edad escolar se situaba entre los 6 y los 12 años, y el horario era de 9 a 12 horas y de 15 a 17 horas. Los padres no pagaban nada, porque la escuela lo ponía todo: libros de texto, papel, tinta, plumeros etc.
Por la mañana a las niñas se les enseñaba "el catón": leer, escribir, dictados, cuentas, geografía, historia, recitar poesías, cuentos, religión, etc. Según explica mi confidenta, Asunción, "nos enseñaban mucho para lo pequeñas que éramos..." La influencia de la Iglesia era patente en la educación. Por la tarde hacían los deberes y se les enseñaba bolillos, puntillas, coser, bordar y las lecciones de memoria.
Al entrar en clase cantaban una canción, "Vamos a la escuela" y a la salida otra, "Silencio", cuya letra se transcribe a continuación. Dado que las canciones las creaba y enseñaba cada profesora, podemos deducir que su ámbito de conocimiento era únicamente Fuentes, por lo que se podría hablar de canciones fuenteras. Su traslado a solfa está en curso.
Doña Trinidad Izquierdo tenía sobre la mesa la triste y famosa "vara", que en su caso era de "baladre" y que utilizaba sin muchas contemplaciones sobre la cabeza de sus alumnas. El castigo tenía una segunda parte en casa, cuando las niñas eran peinadas y soltaban exclamaciones de dolor. El consiguiente "algo habrás hecho" precedía en algunos casos a un nuevo correctivo.
En general todas las niñas cumplían con sus deberes escolares, aunque alguna, por unas u otras razones, no asistiera como debiera. Antes de ir a clase tenían que pelar patatas para la "olla" y por la tarde ir a guardar "la cabra" ir a por agua a la fuente... El tiempo de juego era, pues, muy reducido.
Las maestras acostumbraban a permanecer en Fuentes más años que los maestros. Ellos pronto buscaban otros lugares, en pueblos más grandes o ciudades, al margen de otras consideraciones de tipo personal.


VAMOS A LA ESCUELA (canción entrando a clase)

Vamos a la escuela
vamos sin tardar
que la escuela es templo de felicidad
si alguna a la escuela no quiere venir
falta a sus deberes
no será feliz
a la escuela que ya es hora
sin demora vamos pues
nos lo exige, nos lo manda
la ley santa del deber
si alguna a la escuela no quiere venir
falta a sus deberes no será feliz
de la profesora vamos a escuchar
clases de regla y moralidad
ella cariñosa para nuestro bien
la que no quiera una ingrata es
a la escuela que ya es hora
sin demora vamos pues
nos lo exige, nos lo manda
la ley santa del deber


SILENCIO ( canción saliendo de clase)

Silencio, silencio compañeras
silencio que vamos a marchar
la niña más aplicada
contenta se irá a jugar
la niña desaplicada
castigada se quedó
la que sabe sus lecciones
a su casa se marchó
y luego las mas aplicadas
iremos a jugar
viva la escuela, viva el cielo
viva la religión, viva María
que en la tierra se fundó


EL AGUA Y LA LLUVIA
Los mayores recuerdan con frecuencia que antes llovía más, y ponen como ejemplo que incluso aparecían fuentes en algunos puntos de las calles del pueblo. Uno de ellos estaba situado en la mitad de la rocha de "los verderoles", otro al lado de la casa de "el rubio". El agua que de allí manaba era utilizada por las mujeres para fregar, aunque no para beber.
No obstante, también había años de "sequera", con los problemas que comportaba en un pueblo que vivía de la agricultura. En estos casos todos los habitantes se reunían en la Iglesia y entonaban junto con el cura "La Salve del agua", canción que no todo el mundo memorizaba. Sólo servía si se cantaba en la Iglesia... decían.

LA SALVE DEL AGUA (canción)

Reina de los Cielos
Virgen del Rosario
dadnos agua limpia
que riegue los campos
los campos tenemos
perdidos de secos
es porque no llueve
buen agua del cielo
del cielo esperamos
hermosos rocíos
así lo desea
este pueblo pio
pio y siempre pio
así como pobres
hoy en este pueblo
nadie nos socorre
socórrenos madre
a los hijos de Eva
y te deseamos
que llueva
y que llueva



LA NOCHE DE LAS ALMAS

Empieza a oscurecer. Silencio absoluto en las calles. En las ventanas, candiles y faroles ofrecen su lánguida luz. En el interior, la familia, recogida, reza. Alguna voz ordena: "pon otra candilá...", "pon aceite y torcida..." Por las calles retumba la voz de un hombre cubierto con una sábana que repite insistentemente "paz y quietud... paz y quietud... paz y quietud..". Su eco se oirá durante toda la noche mientras recorre las calles. Es la noche en que las almas del Purgatorio pasean por las calles y las almas vivas se retiran a sus casas. Una noche, el tránsito del Día de Todos los Santos al Día de Difuntos, en que ni siquiera el cura sale de su morada..

Así era el "Día de almas" en Fuentes de Ayódar hacia 1915, una jornada dedicada al rezo y la meditación. Por la noche el pueblo tenía un ambiente espectral, alumbrado únicamente por los candiles. Las mechas, fabricadas con fibras de algodón retorcidas (de ahí el nombre de "torcidas"), dejaban al quemarse un olor especial, pues el aceite empleado era el mismo que se usaba para cocinar.

El "Día de almas" correspondía al 1 de noviembre y, al igual que ocurría los domingos, se ofrecían dos misas. La primera se oficiaba a las seis de la mañana y los asistentes eran, sobre todo, gentes de la Masada. La segunda empezaba a las nueve y asistía el resto del pueblo. Por la tarde, después del rosario, se visitaba el cementerio, situado entonces en el camino de Torrechiva.
Durante las misas se cantaba una canción que aún recuerdan algunos. decía así:


Por las pobrecitas almas
Todos debemos rogar
Que Dios las saque de penas
Y las lleve a descansar

Allí tienes a tus padres
Hermanos y abuelos
Conocidos y parientes
Amigos y bisabuelos

Sin alivio y sin consuelo
Por no quererte acordar
Que Dios las saque de penas
Y las lleve a descansar

Si Dios te diera a gustar
Lo que suelen padecer
No harías más que llorar
Si te dejaran volver

Y no habrías de perder
Un instante sin rezar
Que Dios las saque de penas
Y las lleve a descansar