EL CAMINO DE FUENTES A TORRALBA
Eran las once y media de la mañana ya pasadas de este viernes santo de 2006, cuando partimos hacia Torralba Joan, Eduardo y yo, con dos objetivos únicos: disfrutar del camino y comer en “la Esperanza”. Después de comer vendría Merche, la mujer de Eduardo, a recogernos en coche para llevarnos sanos y hartos de regreso a Fuentes.

El día pintaba bien: soleado y con nubes de algodón, perfecto para el paseo y las fotos. El cielo es el escenario donde el sol y el vapor de agua dan su significado a la belleza.

El camino a Torralba es fácil, sin subidas y bajadas bruscas exceptuando, claro está, la rocha de lanzamiento que deja a nuestra derecha la Fuente de la Paciencia y las huertas de cirihuela.

Las montañas, aún con pelo corto, conservan a ratos vestigios del desastroso incendio de 1994, quizás como testimonio muerto de la desgracia, quizás como indicador de algo que no debiera volver a pasar. Pero ya es el color verde el que predomina en el paisaje, y el aire puro el que entra en los pulmones, perfumando el sonido del agua descendiendo a nuestra derecha, entre los gritos más libidinosos de los anfibios del lugar.

Pasada la Fuente el Río, donde por cierto, nos echamos un traguico de agua recién nacida, nos adentramos en el Término de Torralba para, un poco más adelante, abandonar la pista forestal y adentrarnos por una senda a nuestra izquierda, donde a través de caminos y barranco disfrutamos del buen caminar y de todo aquello que la naturaleza tuvo a bien poner al alcance de nuestros ojos para debatir, más con la imaginación que con la documentación, sobre los orígenes y las causas de cada asunto, léase pozos secos, acantilados verticales o sillas viejas.

Una última curva a la izquierda nos enseñó Torralba tan bonita como es ella, la verdad es que tiene una foto cojonuda, y creo que fue el estómago el que nos provocó esa sonrisa de los que saben que se van a poner las botas.

El resto pertenece a otra historia y no a ésta.

Una cosa más. A Torralba se sube, no creo que nadie lo dude después de superar la última cuestecica.

¿Conocen la expresión “De aquí te espero”?.

Texto y fotos: José Vicente Sanfélix Enguídanos.